Madrid. El advenimiento de la República. Pla, Josep

Tí­tulo: Madrid. El advenimiento de la República
Autor: Josep Pla.
Origen: 1936, Madrid.
Edición: El Paí­s, 2003, Madrid.
ISBN: 84-89669-84-8
Adquisición: Me lo prestó el amigo Mario
Terminado de leer el 10 de enero de 2009
Mi referencia : como no es mí­o no tiene
Comentario: Me dejaron este libro a continuación del de Xammar, y el caso es que se quedó enterrado en una pila de libros hasta que hace unos dí­as me dieron un ultimatum… Si no lo vas a leer me lo devuelves. En estas me vino la gripe y, a los mediodí­as que solí­a estar un poco más despierto, me lo devoré en tres o cuatro dí­as.

Cuando se dice de un libro que uno se lo ha devorado, se dice más de lo que parece. Que el libro enreda, que aún siendo como éste es una colección de apuntes, notas o reflexiones, algo parecido a un diario, vamos, que se puede cerrar en cualquier momento cuesta cerrarlo. Para eso viene bien la gripe. Te obliga a cerrarlo de vez en cuando.

El periodo histórico del que trata, los primeros meses de la república, es, como toda la historia de la república, una época apasionante. El libro además tiene más alicientes. Está contado por un catalán en Madrid, con lo que reune lo que es la crónica polí­tica con el análisis de una sociedad, la madrileña, vista desde dentro y desde fuera, desde la cercaní­a y desde la distancia. Nos dibuja un Madrid de en sueño en el que uno podí­a encontrarse con todo el mundo, y una de dos, o el Pla este tení­a mucho morro y le entraba a cualquiera, o realmente que tiempos más buenos aquellos en los que todas aquellas elites artí­sticas, literarias y hasta polí­ticas se conocí­an se trataban y se hablaban. Menuda galerí­a de personajes que hacen sus cameos en estas páginas. Y todo ello con uno de los aspectos que cada dí­a me fascinan más, la ironí­a y ese toque de humor inteligente y distante.

Este tipo de libros no enseñan historia. Algo de historia hay que saber de antes, pero es innegable que ayudan enormemente a su conocimiento. En fin, que no voy a alargarme más, pero que no puedo dejar de recomendar su lectura. Más aún cuando la claridad de ideas del individuo, y su capacidad de ver el futuro, tan provechosas serí­an hoy en dí­a, y si no ahí­ va lo que dice sobre Azaña allá por el año 31…

  • A mi entender, Azaña, en un paí­s constituido y en circunstancias tranquilas y normales, habrí­a sido una figura polí­tica de primer orden. En las actuales circunstancias difí­cilmente su capacidad va a encontrar oportunidades para manifestarse. Lo más probable es que quede como un gran estadista… fracasado.

Como muestra del anecdotario que ilustra el libro, y la época, y más que la época si se me apura, vayan estas otras lí­neas…

  • De Figueras, presidente de la República, ha quedado una frase que da una idea exacta de las dificultades por las que pasó aquel régimen. En efecto, para calcular hasta dónde llegaron estas dificultades, bastará con que uno tenga en cuenta lo que Figueras, un dí­a, presidiendo un Consejo de Ministros, dijo en catalán (habí­a muchos catalanes en la Primera), pese aser un hombre de una educación esmeradí­sima y una pulcritud extrema:
    – Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy hasta los c… de todos nosotros!
    Este “nosotros” demuestra hasta que punto Figueras era comprensivo y tolerante.

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