Tregua olí­mpica

Ayer fue un dí­a contradictorio. Agotadoramente contradictorio catárticamente feliz. Tras duros dí­as de trabajo, nervios, acercamientos al llanto y manifiesta incertidumbre celebramos casi en familia los Ludi Argantzunensis. ¿Qué es esto de los ludi argantzunensis? Pues era una actividad organizada por los organizadores de una exposición fotográfica que participaba en un certamen de fotoperiodismo aficionado que se llama periscopio.

Hasta ahí­ todo normal, pero claro, si cuento algo más sobre el contenido de la exposición, se comprende claramente que la cosa vení­a complicada. La exposición se titula “La Batalla de Veleia”, y en un alarde de arte adivinatorio, se colgó allá por un lejano 18 de octubre, y la misma fecha de los ludi estaba fijada con anterioridad a cierta reunión de la denominada comisión cientí­fica asesora compuesta por los conocidos como expertos.

Con estos antecedentes,  con las previsiones metereológicas, con la jornada de puertas abiertas de juntas generales, el concierto de mikel urdangarin en kuartango, y la liga infantil de voley playa, que dirí­a el del vermucito, no es normal que la gente cogiese miedo, y que la afluencia de público fuese más bien escasa. Aún así­ es de citar y agradecer la presencia de buenos amigos, como Alberto Suarez Alba y Patxi ORmazabal que antendieron mi llamada y disfrutaron un ratito de las exposiciones que habí­amos montado, y del caldito que habí­amos preparado.

También nos acompañaron gentes relacionadas con el equipo más que maldito maldecido de Iruña Veleia, con Eliseo Gil a la cabeza, y por supuesto, el rey de os juegos… el ilustre arqueólogo y mejor persona (cosa que hay que remarcar en estos tiempos y en estos contextos) Jose Ignacio Vegas Aranburu, quien recibió el homenaje de todos los presentes al desvelarse el secreto de su fecha de nacimiento.

En fin, que a falta de análisis más sesudos de toda esta cuestión de Veleia, que los habrá, la jornada fue, en lo personal todo un éxito. Fue un descanso en la batalla. Fue un encuentro de viejos amigos y compañeros de fatigas, y fue un inmejorable regalo de cumpleaños…

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