Noticias de ida y vuelta

Un vistazo a la prensa, además de constituir un saludable ejercicio de autocontención, ofrece al lecto-ojeador la oportunidad de leer entre lí­neas y analizar la ingenuidad, la torpeza o el descaro de ciertos informadores.

El otrora todopoderoso ejército soviético, reconvertido ahora en las fuerzas armadas de putin, ha aclarado al mundo que la tecnologí­a de sus submarinos nucleares no ha fallado. Que ha sido un indiví­duo, ¡uno! el que por causas que no se mencionan ha montado un cristo de tal calibre que se ha llevado por delante ni más ni menos que a veinte de sus compañeros. Pues si que estamos bien. Para cargarse un submarino nuclear no hacen falta espí­as ni misiles. Basta con una mano inocente que tire de la alarma antincendios y ala, todos al fondo.

Con lo de Spanair pasa algo parecido. Cientos de ingenieros, inspectores, auditores, consultores, y demás tores liados en hacer un avión y diseñar sus procedmientos, y sus sistemas, y sus protocolos y que se yo que cosas más para que sus aviones despeguen, vuelen y aterricen por espacios aereos y aeropuertos poblados de otros tantos ingenieros, consultores, inspectores y demás tores, y llega el chispas con el buzo y monta un descalabro de ciento setenta y tantas personas.

La otrora llorona Repsol presa de la subida de los carburantes, y empresa que únicamente sigue manteniendo su actividad por criterios altruistas y medio ambientales, en momentos en los que de cada tres palabras que se escriben una es crisis, la otra crisis y la tercera creo que crisis también, va y declara que ha ganado en estos primeros nueve meses de la recesión un 15% más que el año pasado. La nada despreciable cifra de 2.816 millones de euros en beneficio neto. Ya está bien.

Y nosotros aquí­ leyendo la prensa tan tranquilos, sin saber los peligros que nos acechan vestidos con buzo y sin un eurillo en el bolsillo…

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