Economí­a para ignorantes

Ante determinadas cuestiones vinculadas a los números y a las cifras somos legión los que nos defendemos con aquello de… yo es que soy de letras. Ante otras relacionadas también con números y cifras, pero de esas que tiene que ver con la economí­a, a lo anterior, hay que añadir en adversativo el slogan de una conocida franquicia de electrónica. Soy de letras pero no soy tonto. O siendo más fino, y aprovechando el tirón que te da ser de letras, también se podrí­a decir aquello de que uno es agnóstico, escéptico, ateo, materialista, positivista, vamos, que uno no cree en espí­ritus ni en milagros ni en fantasmas ni en otras cosas de vida inmaterial.

Con estos antecedentes, es más fácil enfrentarse a las claves de la actual crisis económica. Eso sí­, la conclusión más evidente es que, lamentándolo mucho, y como colectivos, el más numeroso, el de los pringaos, somos, desgracaidamente, tontos.

O sea que con esos impuestos que nos cobran según dicen para redistribuir la riqueza y asegurar ciertos niveles de prestación social y de solidaridad, y hasta obras públicas, y hospitales y colegios, y por supuesto funcionarios, nos vamos a dedicar a sanear las cuentas de los que nos dejaron las nuestras tiesas. Bien hombre bien. Pues dan ganas de hacerse objetor. Porque cuando ganan dinero a espuertas nadie viene a reclamar que se reparta, ni paga de forma donosa polideportivos y ambulatorios. Ni el otro construye albergues juveniles por la cara. Vamos que todo es para ellos. Y como buenos oportunistas de la teorí­a se confiesan de centro liberal y defienden a capa y espada las bondades de la economí­a de libre mercado, y el carácter cuasi celestial de su capacidad regulatoria.

Pero ay. Cuando pintan bastos resulta que se han olvidado de donde dejaron las carteras y solo enseñan el donuts, el agujero del donuts. Y todos a pagar. Porque claro, son el motor de la economí­a. Pues que se hundan, según dice el mercado. Y si interviene el estado que los nacionalice, y así­ igual de una santa vez empezamos a socializar ganancias y no sólo pérdidas.

1 comentario

  • María Magain dice:

    Llevo un par de meses intentando racionalizar lo que ocurre con el libre mercado, si cada cosa tiene su precio obtenido con la ley de la oferta y la demanda..¿Qué ocurre cuando la oferta dismuye y la demanda aumenta? Los precios suben..claro, pero si esta oferta , (a veces me divierto buscando los nombres en internet de los consejos de administración, y en ellos hay muchos primos, cuñados y familiares varios) crea escasez en el mercado a propósito
    entonces el mercado no es tan libre como lo pintan, y unos señores, (como bien dices), nos vací­an los bolsillos, con la promesa de enriquecernos (leí­ un artí­culo que hablaba de que los españoles se enriquecí­an comprando pisos según algunos analistas) mientras nos exclavizamos a hipotecas millonarias, y a cualquier trabajo que nos propongan y ahora
    encima cabe la posibilidad de que ante las subidas de intereses no podamos ni pagar la cuota del préstamo, ni salir de casa, ni irnos de vacaciones, (las agencias de trabajo temporal nos permiten seguir trabajando sin descanso). No sé, yo también pienso, aunque seguiré reflexionando, porque estoy segura de que no me entero de nada, sobre la posibilidad de que estas empresas, que son cuatro que copan todo el mercado, se diviertan invirtiendo nuestros ahorros en prácticas de riesgo (y mayores beneficios a corto plazo). Y por último ese ejército de cachorrillos que estudian en esas escuelas tan prestigiosas, que hablan tantos idiomas, y que interpretan la economí­a procurando “maximizar”etc, etc, me recuerdan tanto a las lecciones de Maquiavelo, encubiertas con un manto glamuroso, y a veces, solo a veces, porque hay mucha gente muy honrada y trabajadora, me atrevo a decir no muy alto, QUE TODO ESTO QUE ESTAMOS VIENDO ES LA MAYOR ESTAFA QUE UNO PUEDA IMAGINARSE….
    pero al poco rato se me pasa.

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