Con fusión…

… o sin ella el lí­o está definitivamente montado. Como si de un amplio jardí­n se tratase, no hay polí­tico que se sienta capaz de pasar de largo y todos van, uno tras otro metiéndose en jardines con esto de la caja vital, la kutxa y la bbk. Y hablo de confusión y de jardines porque en todos este asunto una de dos, o intresa confundir o no se sabe lo que se dice, o no se asume que es dificil decir lo mismo y lo contrario y quedar, encima, como un ejemplo de coherencia.

Si la cuestión es puramente económica parece fácil afirmar, a juicio de todas las fuentes publicadas, que la fusión no ya es que no sea perjudicial, sino que es, además de conveniente y necesaria, inevitable.

Claro que, combinando lo económico y la capacidad de intervenir en lo social, conviene recordar que hablamos de unas entidades que nacen sin ánimo de lucro, que en todo caso debieran ser una alternativa de corte social a la banca privada. No se entiende por tanto este afán por equipararse a esta última en cuentas de resultados, y para ello en técnicas de gestión y polí­ticas de precios por servicio y criterios de concesión de créditos, etc. Su tipo de actuación en el mercado financiero llevarí­an más bien a plantearse si lo lógico no serí­a privatizarlas y se acabó el jaleo. El que quiera jugar a banquero que se compre el banco. Los poderes públicos están para otra cosa, o al menos deberí­an estarlo.

Bien, dado que no es una cuestión económica, ni tampoco social, nos van quedando menos alternativas. La cosa definitivamente y dado que está controlada por polí­ticos parece ser que obedece a criterios polí­ticos. Pero hasta ahí­ conviene no confundir las cosas. Se puede ser bueno y malo a la hora de pensar en ello. Bueno, corrijo. Se puede ser malo y más malo aún.

Pensar que todo esto obedece a una coyuntura electoral, y que pasado cierto tiempo, con lo que ello implica de campañas y elecciones el tema correrá rodado es hablar de gente que, una vez más, antepone sus intereses cainitas, y la propia existencia de su cargo y de su organización a la activación de lo que el mismo sabe que es positivo y necesario. No se si eso es malo o es peor. Porque la otra alternativa es aún más preocupante. Descubre un afán desmedido por intervenir desde la polí­tica, a través de  la economí­a en la cultura, la antropologí­a y hasta la lingí¼í­stica. Porque llama la atención este desmedido afán de romper o torpedear relaciones que son seculares. Como llama la atención y parece fruto más de la ignorancia que de otra cosa amenazar con asociaciones contra natura de la vital fuera de su familia, por así­ decirlo. Porque en este como en muchos otros casos, hay quienes no paran de acusar a diestro y siniestro de inventar historias, identidades y hasta amistades y lo que hacen ellos es inventar el olvido de las que ya existí­an.

Hace años, a nadie, ni siquiera al régimen (el de adelgazar no, el de Franco), le hubiese extrañado lo más mí­nimo que se plantease como lo más normal una caja de ahorros vasconavarra. Hoy es implanteable. ¿Divididos y sin recursos es como nos quieren algunos de los que vienen a salvarnos?

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