Punkies en el barrio

Hace años, muchos años para estas cosas, el mundo empezó a moverse. Bueno, eso es lo que pensaron o pensamos algunos. Aquellos temas eternos, aquellos alrdes instrumentales, aquellas pajas mentales mitad mí­sticas, mitad artí­sticas dejaron paso de repente a temas tan cortos como duros. Un soplo de violencia nihilista, no exento de marketing, probablemente, pero con un claro componente autodestructivo en todo caso.

Fue una época de clanes, de punkies, popies, heavies, rockers, mods, hippies y los del kaiku. Punkies en el barrio era una canción popi, pero el tí­tulo me viene que ni pintado, tanto para lanzar un recuerdo y un abrazo a los amigos de Lineas Aéreas del Norte, antes Revolver, como para dedicar unas lí­neas al Azkena, y a una de sus actuaciones estelares… los sex pistols.

Y es que parece que en época de revivals todo vale, pero cuesta trabajo pensar que realmente sea así­. Mi hijo tiene un amigo punkie, y estuvimos un dí­a echando risas cuando supo que de jovencito uno era un poco punkoso. El caso es que yo le dije, no me parece mal que haya punkies hoy en dí­a, pero me parece extraño. Uno de los dos estaba o está equivocado. O estuvimos equivocados los que saltamos al grito de que no hay futuro (y de eso hace más de 25 años), o están equivocados los que a fecha de hoy son el futuro que entonces no existí­a, y que por lo dicho hoy no deberí­a de existir. Por eso es que ir a ver a los pistols no me llama en asoluto la atención. Es como ver a alguien que se traiciona a sí­ mismo. Como dar un homenaje al único superviviente de un barco hundido y que resulte que se salvó por abandonar el primero el barco y ser además el capitán…

No es lo mismo ver ese público siempre joven que vi por ejemplo en el concierto de los Who, con sus parcas oliendo a naftalina, ni el que vi viendo a los police, bastante más diverso pero en todo caso y siendo amables… madurito. Aquí­, los auténticos están bajo tierra o esparcidos en forma de carbonilla. Los supervivientes viven o vivimos escondidos en las islas de la vida, y como dirí­an algunos, la pasta es la pasta, aunque lleve el nombre de los pistols.

Por lo demás larga vida al Azkena aunque llueva…

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