Tres preguntas mejor que dos

Hablaba ayer de ruido, y el de hoy es ensordecedor. Y lo llamo ruido porque es complicado encontrar argumentos y no verborrea en todo este asunto.

Ibarretxe ha hecho por fin públicas las preguntas que pretende que contestemos los ciudadanos vascos (a ver como solucionamos esto en el enclave porque me temo que una vez más nos quedaremos aislados en el centro de la polémica). Son dos, y visto el tono de la gran mayorí­a de las reacciones me da la impresión de que falta una, quizás la más elocuente en su respuesta y posiblemente la más necesaria:

¿Está usted de acuerdo, como ciudadano o ciudadana, con que los poderes públicos, aún a pesar de estar democráticamente elegidos, le consulten de cuando en vez sobre su opinión acerca de asuntos concretos para evitar bochornosos espectáculos como el que le estamos dando ultimamente?

Porque veamos, si vamos al denominador común de las crí­ticas tanto a cada pregunta en concreto como a la consulta en general nos encontramos cosas del tenor de: la primera pregunta es absurda, la respuesta se supone; la segunda pregunta es confusa y en cierto modo redundante, la capacidad de decidir se ejercita en las elecciones; la consulta es ilegal; la consulta no es democrática porque no es constitucional; etc. etc.

Y el caso es, que lo presumible de una respuesta no sólo no deslegitima la pregunta, sino lo que busca es que, en relación con ese asunto, y en adelante, nadie tenga que suponer sino que deba afirmar y por supuesto, asumir.

Respecto a la capacidad de decidir y su relación con el sistema electoral, es así­ mismo un argumento enormemente falaz. En las elecciones se ejercita efectivamente la capacidad de decidir. Pero se decide elegir a un representante, no noecesariamente entregarse a él en cuerpo y alma. Nadie, salvo que esté realmente interesado en confundir, deberí­a aceptar que el hecho de ejercitar una opción para nombrar un representante en una determinada institución suponga que el ciudadano comparte todas y cada una de sus posturas en todos y cada uno de los ámbitos de decisión. Cuando se habla de transversalidad, la verdadera transversalidad radica precisamente en consultar a la ciudadaní­a sobre cuestiones concretas y sujetas a controversia para en base a las opiniones de la ciudadaní­a negociar luego entre las opciones partidarias con datos reales, no con apropiaciones indebidas.

Confundir democracia, ejercicio de la soberaní­a, justicia, y sobre todo razón, con el imperio de la ley y el respeto cuasi mí­stico a textos legales, es peligroso. Como suele decirse, el sentido común dicta aquello de “si no es legal hay que legalizarlo”.

Finalmente, y en relación con las preguntas, no puedo dejar sin decir que la primera encierra un punto un tanto absurdo. Si la condición previa para negociar el fin de la violencia es que la violencia no exista, para que seguir negociando. El problema está acabado. Ya sé que no se trata de eso, pero por eso mismo hubiese sido yo más abierto en la pregunta, algo así­ como ¿Está usted de acuerdo con el ejercicio de la violencia en el actual escenario de la polí­tica vasca?

Respecto a la segunda posiblemente hubiese sido también más genérico y a la vez abierto, algo así­ como ¿Le parece lógico que, las decisiones que afectan al futuro de los vascos dependan, con independencia de las opciones partidarias, de la voluntad polí­tica de la ciudadaní­a vasca y sus repersentantes sin injerencias externas?

Pero en fin, como se suele decir, con este toro hay que lidiar, o como dirí­a groucho, esotos son mis principios, pero si no valen tengo más.

1 comentario

  • María Magain dice:

    Tengo un pequeño diccionario de filosofí­a, y estaba consultándolo, porque querí­a escribir sobre la lógica, y las proposiciones verdaderas o falsas, así­ como de las preguntas con respuesta, sin ella, y las mejores las preguntas desconocidas. Pero el librito se me cerraba y al volverlo abrir la palabra ya no era lógica, sino locura y al tercer intento se abrió en la palabra libertad. A veces el azar tiene su lógica, (por casualidad conocí­ a mi marido, y padre de mis hijos.) y las preguntas, casi siempre son proposiciones,hay que saber qué encierran, y qué persiguen.Porque casi siempre se prepara la pregunta , cuando anteriormente ya se ha redactado la respuesta.
    Cuando te diriges a la gente , y pides que sólo la gente honrada te escuche, es seguro que todo el mundo creerá que te diriges a ella. ¿Es una locura? Ojalá hablemos de libertad.

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