Honor al nombre

Vaya por delante que no soy especialemtne creyente en cuestión de santos, pero visto el “cambio climático” de estos dí­as, uno se explica claramente aquello del “Santo meón”. Que forma de llover, y además de hacerlo cuando menos falta hace. Vamos, que este año el plato estrella en la comida de romerí­a han debido ser “las sopas”.

A mi el chaparrón me ha pillado en el Artium, en la “tradicional” recepción. Ha cubierto de la lluvia de agua hemos recibido el chaparrón de coherencia de Landaburu, y acto seguido algo parecido a un discurso sobre “el estado del territorio” a cargo del Diputado General. Ambos han estado contundentes con lo que hay que estarlo, pero puestos a comentar comentaré.

Un acierto organizar este evento en el Artium. Si te aburren los oradores siempre puedes escaparte discretamente y deambular entre las fotografí­as que actualmente pueblan sus salas. Ahora bien, para otros años deberí­a de plantearse o bien la duración del acto o bien su hora de inicio. Hay gente que parece olvidar que un dí­a como estos la gente tiene comrpomisos gastronómicos y familiares, por lo que es conveniente terminar pronto. Por otra parte, tampoco entiendo que sea el dí­a más adecuado para hacer un repaso de los logros y un enunciado de proyectos y objetivos.

Esto no son las juntas generales, y el propio sentido de una recepción de este tipo deberí­a ser alargar ese espacio de tiempo en el que los allí­ presentes, como muy bien inicio su discurso Xabier, compartan copa y canapé, y hablen, y se escuchen, y se acerquen los unos a los otros, donde los polí­ticos sean uno más entre los demás, y donde todo el mundo pueda sentirse igual de principal, sin tener que andar mirando el reloj, pensando en los niños, la abuela y el revuelto de perretxikos que se queda frí­o y cuajado  en el plato…

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