Alaveses de Vitoria

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 13 de abril de 2008

El flamante nuevo portavoz de los populares en el consistorio gasteiztarra se ha interesado por la defensa de los intereses de Vitoria-Gasteiz en el reparto de los dineros de la Diputación, el FOFEL que se llama. Y lo ha hecho denunciando que el FOFEL trata mejor a los pueblos que a la capital. Y eso, al margne de guerras de cifras, porcentajes y demás datos que como siempre suelen servir para una cosa y la contraria, si que nos lleva a una discusión más, digamos, polí­tica.

Y es que a veces nos olvidamos que la polí­tica es precisamente sentar bases, principios, estrategias y objetivos. Lo demás es gestión. Y aquí­, en este caso, el debate de fondo no es cuánto, sino porqué y para qué.

El marco de debate está, por otra parte, bastante claro. ílava es un territorio netamente macrocéfalo en lo que a la distribución de su población se refiere. La capital concentra la población y los servicios, y a menudo el resto de la provincia sufre las consecuencias. En cierto modo, para los alaveses, Vitoria – Gasteiz son esas hemorroides que uno sufre en silencio.

Para los vitorianos, ílava es a veces una extensión del anillo verde. Un parque donde andar en bici, coger setas, caracoles, romper caminos con los quads o simplemente pasear y almorzar. Otras veces es un coto de caza y pesca. Otras una colección de pintorescos lugares habitada por simpáticos lugareños a los que se tiene por guardeses. Otras un lugar de descanso donde comprarse una casita e ir los fines de semana y los veranos a soltar a los niños y cuidar el cesped.

Pero aparte de estos usos “bucólicos y pastoriles”, los vitorianos también deben saber que ílava es también un territorio necesario y hasta imprescindible para que su ciudad sea lo que es. Por él que pasan los servicios de los que se nutre y que a veces, pese a ceder su tierra y su cielo, muchos alaveses no pueden hacer más que eso verlos pasar. Me refiero a cosas como gaseoductos, fibra óptica, ví­as de tren, autopistas, autoví­as y hasta aviones que deben evitar sobrevolar Vitoria para no molestar con su ruido. ílava y sus tierras soportan pantanos, polí­gonos industriales y muchas más infraestructuras que sirven, básicamente a la capital.

Para terminar de rematar la cuestión, muchos municipios viven también una trasmutación en ciudades dormitorio y una presión inmobiliaria muchas veces no justificada por sus propias circunstancias sino, precisamente, por la presión de los precios de la vivienda en Vitoria - Gasteiz.

Y está claro que Vitoria puede decir que los alaveses, y hasta los que no lo somos como los habitantes del enclave, nos beneficiamos de los servicios de Vitoria – Gasteiz. Pero me temo yo que hasta que no tengamos servicios educativos, sanitarios, comerciales, administrativos, y hasta de ocio en otro sitio no es que hagamos lo que queremos, sino lo que nos hace falta.

Y a cambio de todo eso, no parece descabellado pedir a la administración foral un poco de mimos, tampoco muchos, lo justito para tener agua, luz, calles en buen estado, algún que otro equipamiento social, cultural o deportivo, en fin, ese tipo de caprichos que tiene la bucólica gente del campo… Y eso no es injusto, sino todo lo contrario y así­ deberí­an comprenderlo, antes que nada, los propios vitorianos si es que realmente quieren también ser alaveses.

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