Preguntas arriesgadas, respuestas incorrectas.

Ayer hablaba de errores de base, pero hoy lo llevo peor. No tengo claro cuales son los errores ni cuales las bases, pero hay algo que me chirrí­a. Una vez más tengo más preguntas que respuestas. Y las tengo porque a veces es bueno preguntarse las cosas sin miedos ni condicionantes, hacerse en definitiva preguntas arriesgadas que puedan generar respuestas incorrectas (polí­ticamente hablando claro).

Viene todo esto al hilo de una moción que el ayuntamiento de Vitoria - Gasteiz ha aprobado en torno a la cuestión de la accesibilidad, y que, en su segundo punto le obliga al ayuntamiento a no organizar conferencias, exposiciones o recepciones en edificios que no cumplan con la ley de accesibilidad.

Sin entrar en las circunstancias que favorecieron su aprobación (y es que esto de los móviles tendrí­a que estar prohibido), la cuestión trae a colación todo un universo de preguntas. ¿Es justo que los poderes públicos impulsen polí­ticas que busquen fomentar la igualdad de acceso a todos los ciudadanos? Parece claro que sí­. ¿Es injusto que mientras se frí­e a propietarios a consumir metros y metros de sus caros locales en servicios, rampas, ascensores, etc. haya instalaciones municipales que no cumplen esas mismas normativas? Pues también en este caso parece claro que no.

Pero, preguntándonos sin miedo… ¿es siempre necesario, imprescindible, y, lo que puede ser más importante, solidariamente justo, equitativo, el coste que para toda la comunidad constituye la adopción de algunas de estas medidas? Pues no lo tengo tan claro. ¿Es posible un mundo sin barreras? ¿Todas las barreras son iguales? ¿serí­a posible entender la accesibilidad en un sentido más amplio, en tanto que la capacidad de acceder en condicinoes de igualdad a los recursos y riquezas de la sociedad? ¿no estarí­amos ante un verdadero concepto revolucionario entonces?¿no deberí­an, como en cierta ocasión le oí­ a un monologuista, colocar las cestas de baloncesto más bajas?¿y las cimas de los montes, son accesibles?¿Es tan nefasto socialmente el recurso a la solidaridad y capacidad de ayuda de los humanos para echar una mano a la hora de salvar ciertas dificultades?¿Es importante ser autosuficiente, lo más importante, lo único importante?

Pues eso… que preguntas hay muchas, y respuestas posiblemente también. Lo que ocurre es que algunas es posible que se basen más en poses, en evaluación de oportunidades y en correcciones polí­ticas que en un entorno más amplio y necesario en el que todas las piezas del entramado social deberí­an organizarse en un todo solidario, equilibrado y sostenible.

1 comentario

  • María Magain dice:

    Puede ser que la accesibilidad tenga mucho que ver con el sentido común, no con el miedo a parecer incorrecto/a.
    Y yo creo que todo el mundo tiene derecho a poder tener acceso a lugares públicos, y voy a hablar de los niños.
    Porque en Vitoria-Gasteiz los niños no pueden jugar en los jardines, sobre todo porque los padres nos llevamos una mierda a casa. En un principio me extrañaba que la gente me mirara cuando llevaba la correa de mi perra, con veinte bolsas negras colgadas. Pensarí­an que era una homeless,
    pero nunca me habí­a fijado que no hay expendedores de
    bolsas para retirar la “caca” de los perrillos, y sobre todo en el Casco Viejo los parques están llenos de mierda de perros.
    La ciudad más limpia del mundo mundial, asediada por dueños despistados, (quiero pensar). Mis hijos ya saben que en Vitoria no se puede jugar en la hierba, y mi perra prefiere sentarse en los bancos.

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