Los reyes de la comedia

Los frecuentemente autoproclamados reyes de la coherencia son desgraciadamente a menudo poco más que los reyes de la comedia. De la comedia bufa el esperpento y a veces la tragedia.

Porque es dificil posicionarse de inmediato y querer capitalizar la oposición a incineradoras mientras se aplaude la incineración de cajeros y autobuses.

Porque resulta complejo de entender como se denuncia el tránsito de materias peligrosas y se homenajea y dignifica como héroes a desaprensivos que trasportan o almacenan explosivos por zonas habitadas y que a veces dada su inexperiencia o su torpeza vuelan con ellos.

Porque no se entiende muy bien como para defender la accesibilidad se intenta hacer inaccesible una colina destrozando un dí­a si y otro también unas sufridas rampas que tanto están ayudando a muchos sufridos peatones.

Porque no resulta muy asumible que se denuncie como una plaga la visita de los turistas cuando luego resulta que se recibe con los brazos abiertos a todos los “hermanos” para fiestas manifas o simples fines de semana. Como si unos fuesen turistas no deseados y los otros visitas esperadas.

Porque no se puede decir que no a todo y luego protestar porque nada avanza ni se mueve.

Porque no cuela eso de ir presumiendo de antimilitarismo y plegarse luego a cuatro sargentillos con txapela y pasa montañas.

Porque resulta doloroso que unas cosas sean desgraciados incidentes armados en todo caso fruto del conflicto cuya solución se desea pero que siempre otros impiden, mientras que otros “incidentes armados” son un asesinato, una masacre y una evidencia de polí­ticas represivas y antihumanitarias.

Porque no es de justicia reclamar todas y cada una de las garantí­as a que da derecho, precisamente el estado de derecho y callar, en el mejor de los casos, ante quienes acusan, condenan y ejecutan al más puro estilo de la mafia o de jueces como aquel famoso Lynch.

Porque no parece forma de defender la cultura y el patrimonio hacerlo a golpe de spray y cola cartelera sobre las piedras y edificios que forman parte de él.

Porque no cuadra bien pedir y pedir energí­as renovables y luego no encontrar nunca el lugar adecuado y ponerse siempre en contra.

Porque no se puede a la vez reducir el tráfico rodado, favorecer la circulación entre nuestros territorios, y conseguir que todos tengamos trabajo oponiéndose a todas las infraestructuras que avanzan en ese camino.

Porque no se puede presumir de tener el monopolio o la piedra filosofal para hacer paí­s mientras se torpedea cualquier posibilidad de construirlo arruinándolo dentro y fuera y haciendo oidos sordos a quienes se dice querer liberar, pero que curiosamente lo que piden es que les liberen de los libertadores, que ya se liberarán ellos por sus propios medios.

Vamos, que por no seguir ad infinitum, porque no puede presumirse de coherente cuando en todo caso se es ciego, cabezón o idiota, (lease corto de entendimiento).

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