Ingenierí­a inversa

Hay muchas cosas que acostumbran a parecer muy complicadas, y que sin embargo parece que simplemente se trate de que están poco pensadas. Poco o mucho y mal, el resultado es similar. Es como cuando buscamos la solución más complicada para el problema más simple.

Viene al caso la anécdota de esas que uno ya no sabe si es leyenda urbana o no. Me refiero al ingente dineral que costó a los Estado Unidos diseñar un bolí­grafo que funcionase en ingravidez, la base del paper mate ese que tien corazón. Dicen que cunado fueron orgullosos de su hallazgo a preguntar a los rusos, a los soviéticos de entonces que eran más además de rusos, cómo y por cuanto habí­an solucionado el problema, estos se limitaron a contestar. Gasto cero. Nuestros astronautas usan lapiceros. 

Ahora opimos a menudo hablar de las palicaciones de la ingenierí­a inversa. Bajo este nombre hermético se esconde una simple y ancestral práctica. Cogemos algo ya hecho y lo analizamos para descubrir los pasos que han llevado hasta el producto final. Más cómodo que espiar el proceso, más constructivo por que exige algo de imaginación, y bastante más seguro de cara a los pleitos por patentes.

Este procedmiento sirve tanto para descubrir lo bueno como lo malo. Y creo yo que no serí­a malo aplicarlo a las últimamente tan frecuentes obras que surcan nuestra ciudad.

Cada vez sale más caro abrir una zanja. Antes habí­a que romper un poco de asfalto y a partir de ahí­ pico y pala. ahora no. Ahora hay que picar una resisitente plaza de hormigón convenientemente armado, con lo que eso conlleva de vibraciones de los pica pica, costes de maquinaria y ruidos, toneladas de scombros, etc, etc. ¿Y que hacemos a continuación? Ponemos una placa de hormigón con mallazo aún más denso y con aún´más centí­mertos de espesor de hormigón. Y el que venga por detrás que arree, porque esto es para toda la vida. Lo que ocurre es que en el ámbito de lo urbano “toda la vida” se corresponde con un periodo de tiempo de duración decreciente. Y eso por no hablar de sostenibilidad, que alguno parece que piensa que el cemento es un producto natural y que camiones que lo traen usan biodiesel y que los escombros, como son inertes no contaminan el medio ambiente…

Luego tenemos los tendidos subterráneos de canalizaciones para servicios. Todos son definitivos y están muy bien señalizados. Pero cada vez que aparecen las máquinas se descubren vulnerables y se hace precisa su renovación. Y que decir de los pavimentos compuestos de baldosas cuyo coste de reposición equivale al coste conjunto de la zanja y de la canalización sustituida.

Vamos, que tampoco se trata de nacer aprendido, sino de tomar notas cada vez que se levanta una calle, para no taparla con los mismos o incrementados defectos. Y otra cosa sí­, que no se si será muy complicado, pero que no estarí­a mal darle una pensada a aquello de concentrar todo lo excavable, o al menos la gran mayorí­a en una zona concreta de las calles, y taparlas de forma que sean sencillas de romper y reponer. Porque digo yo, que visto que lo eterno dura poco, igual mejor era ir asumiendo que las calles hay que pensarlas más para levantarlas que para dejarlas tumbadas…

 

Leave a Comment

Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.