A vueltas con los libros

Un dí­a si y otro también leemos noticias que nos anuncian el final del libro. El libro, que recuerdo que en un juego de palabras un compañero de trabajo definí­a como el soporte del futuro. Es interactivo, se puede abrir por cualquier página, completamente autónomo, no hay que recargar sus baterí­as ni cambiarle las pilas. Es flexible, puede ser grande o pequeño, gordo o flaco, y es además muy duradero, salvo que se cruce en su camino algún inquisidor, ejército o fascista. 

Nos dicen que entre las nuevas tecnologí­as y la falta de afición a la lectura el libro morirá por falta de uso. Y el caso es que va uno y lee hoy que la nueva ley del libro, la que se supone debiera tener como objetivo prioritario el fomento de la lectura, va y SGAE de por medio una vez más, impone un canón en los libros para las bibliotecas. Curiosa manera de fomentar la lectura. Aducen para ello que al ser libros destinados al préstamo los ingresos de autores y editores sufren una merma que debe compensarse. Bueno, pues que les quiten el IVA. Por que yo personalmente estoy un poco cansado de la sgae.

El artí­culo que publica el diario de noticias contiene numerosos y buenos argumentos de gentes del sector, de forma que no voy yo a repetirlos. Eso sí­, a mi lo que me preocupa con estas cosas es que en el fondo lo que se grava es el préstamo, y estando la sgae por medio, acabaremos poniendo un canón también al préstamo privado y prohibiendo los juegos esos de ir dejando libros por ahí­, y un gps a cada ejemplar para comprobar que no sale de casa de su dueño, quien deberá notificar al organismo competente los ejemplares que se lleva de vacaciones.

Puestos a leer cosas como el cuento de la lechera o igual mejor el de la gallina de los huevos de oro. Es posible que el final de este último le de alguna pista sobre los efectos de lo que está haciendo.

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