Movimientos sin ritmo

Hablar de polí­tica y hablar de movimiento trae a los que tenemos cierta edad recuerdos no demasiado agradables. Sin embargo en la polí­tica vasca el concepto de movimiento está por encima del de partido.

Por movimiento entiendo un aglomerado no compacto ideológicamente, dificil de ubicar en el eje izquierda derecha, que se aglutina en torno a un elemento de reivindicación. En nuestro caso y fundamentalmente es la cuestión nacional.

Un partido es, o deberí­a ser, un movimiento más ideológico, más cohesionado en esa visión global de la polí­tica como elemento que busca articular una sociedad en todos sus aspectos, económico, social, cultural, y por supuesto polí­tico.

Si miramos a la polí­tica vasca, y en especial a las fuerzas nacionalistas, vemos como en su práctica totalidad son más movimientos que partidos. De ahí­ que a veces sea tan complicado afirmar que todo el PNV es de derechas como demostrar que la gran mayorí­a de los votantes de la izquierda abertzale son de izquierdas. Y es que básicamente sus acciones están marcadas por la cuestión nacional. Algo parecido podrí­a decirse de Eusko Alkartasuna, en cuyo seno conviven sensibilidades distintas en lo que al juego de izquierdas se refiere. En definitiva, lo que marca las diferencias que se perciben por el gran público son las distintas maneras de tratar, abordar o enfocar la cuestión nacional. Aquí­ lo de ser de izquierdas es a menudo más una etiqueta que una consecuencia perceptible de actuaciones y contenidos.

Esto, como en muchas otras ocasiones ocurre, afecta principalmente a quienes tenemos y compartimos una visión de la sociedad y de su evolución en clave de izquierda. Y lo hace porque evita, dificulta o impide la creación de espacios de confluencia, frente a esa transversalidad de la que tanto se habla y que no pasa de ser una operación enfocada básicamente a la creación de mayorí­as institucionales que aseguren la estabilidad de los gobiernos.

Se habla en este entorno del éxito de Nafarroa Bai como resultado de la concentración de fuerzas abertzales. Pero Nafarroa Bai tiene también un componente ideológico en clave de izquierda y ha diluido de facto la identidad de los partidos que la forman. La autodenominada izquierda abertzale, fuera de este proyecto, está perdiendo así­ gran parte de su “izquierda” y se consolida en su parte más radical de abertzale.

El traslado de estas operaciones a los territorios de la CAPV, pasa por incidir más en una visión democrática y de izquierdas que por la simple alusión a la concentración de fuerzas abertzales con las que en ocasiones la única coincidencia es el mapa mientras que las diferencias en modos, actitudes y proyectos para el paí­s son insalvables. La verdadera trasversalidad en esta clave pasa por acumular fuerzas capaces de asumir la cuestión nacional como una cuestión de pura y simple soberaní­a democrática. Y desde un punto de vista de la izquierda, por la creación de herramientas que trasladen a los gobiernos la sensibilidad progresista, democrática y solidaria que sociológicamente es mayoritaria en el paí­s. Y en ese camino todos deberí­amos hacer esfuerzos, todos deberí­amos mirar más al futuro que al pasado relativizando la importancia de las siglas y priorizando la validez de las ideas.

Es sin duda un camino duro, pero necesario si realmente queremos transformar el paí­s y no sólo gobernarlo.

2 comentarios

  • javier vegas dice:

    Así­ deberí­a ser. Pero movido por cierto pesimismo cientí­fico, o sea el basado conocimientos y experiencias, no sé por que me da que lo mismo no lo vemos…

  • Alex dice:

    Hola Javier estoy contigo que muchos hablan de una confluencia de fuerzas vascas pero con el único objetivo de generar mayorí­as que permitan gestionar los grandes recursos económicos del paí­s, pero desde una óptica claramente liberal o mercantilista.
    Hay muchos que pensamos que hay que hacer esa confluencia de fuerza, pero no solamente con la óptica de PAíS, sino también del tipo de Paí­s que queremos. La confluencia de fuerzas de la izquierda con una clara visión del tipo de polí­tica que se quiere hacer, mas el tipo de paí­s que se quiere conseguir, debiera ser el objetivo de las fuerzas abertzales.
    Esta claro que esto no se consigue con partidos: que piensan solo en gestionar gobiernos o que están en los cerros de Ubeda del purismo polí­tico sin mojarse en la realidad de la nación que quieren crear.
    La demagogia demostrada por Batasuna hasta ahora, con el todo o nada como una forma de no hacer nada, solo favorece a los que quieren gestionar recurso en el gobierno, aunque para eso tengan que pactar con el diablo si lo consideran necesario y esto viene a cuento con las ultimas declaraciones del Sr. Imaz y su colega Urkullu.
    Creo que tenemos que pensar en bajar de nuestro tejadito y unos empezar a hacer polí­tica de verdad (Batasuna pidiendo el abandono de la violencia de ETA) y otros pensando menos en las instituciones y la gestión y mas en el Paí­s.

    Saludos de Alex

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