El dedito

Voy a buscar el programa de estudios de ciencias polí­ticas para confirmar una teorí­a. Debe haber una asignatura troncal que trata de enseñar distintas modalidades y habilidades para meter el dedito en el ojo. Posiblemente tenga más créditos que cosas secundarias para la diaria actividad polí­tica como el arte de gobernar, la filosofí­a polí­tica, rudimentos de administración y sobre todo ética, que supongo que es algo que irá paulatinamente desapareciendo de los planes de estudios dada su irrelevancia.

De no ser así­ posiblemente tenga que llegar a la conclusión de que la mayorí­a de los polí­ticos, corrijo, la mayorí­a de los que se dedican a la polí­tica, habrán estudiado más o menos, pero de todo menos polí­tica. Y puede que ahí­ esté en lo cierto.

Viene todo esto a que estos dí­as, al amparo de la sequí­a informativa habitual del verano, y a la necesidad de los becarios de llenar páginas e informativos, hemos entrado en una auténtica competición por meterse mutuamente y hasta entre compañeros el dedito en el ojo.

Un dí­a es un alcalde madrileño el que se postula. Otro sus compañeros que le invitan a seguir con lo suyo. Otro un consejero del gobierno vasco que reclama fidelidad a los principios, lo que es tomado por el escudero del lider de otro partido como un dedito en el ojo. Y que mejor que salir y meter deditos en los ojos de sus socios de gobierno. Los í­nclitos lí­deres y menos lí­deres del pp vasco insisten un dí­a tras otro en meter deditos en los ojos a diestro y siniestro viendo acuerdos, pactos, coincidencias y hasta connivencias donde no las hay. Por su parte, la judicatura, en la práctica una pieza más del entramado polí­tico, no pierde ocasión de meter también sus deditos con cuestiones de banderas que creiamos ya olvidadas. Y no sólo meten sus deditos, sino que ya de paso dan motivo a delegados del gobierno y, como no, í­nclitos peperos para meter deditos en ayuntamientos, diputaciones, academias y gobiernos. El señor Buen, socialista de guardia, aprovecha los deditos que se reparte el tripartito para a su vez meter los suyos a los tres mientras parece que defiende a dos a golpe de dedito. Y a todo esto, los otros que no paran de meter el dedito en el mechero y sus jefes en el proceso.

Vamos, que como sigamos así­ va a ser necesario montar una guillotina y empezar a cortar deditos antes de que todos ellos acaben tuertos y nosotros hartos, porque aunque no se lo crean, ciegos no estamos. Dicho de otra forma, que si les hacen falta vacaciones como a todo el mundo, que las cojan, que se retiren, que reflexionen y carguen sus pilas para volver con ganas de resolver problemas, que de crearlos ya se ocupa la propia vida.

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