La mezquita

Los vecinos de Adurza, o quiero suponer que siendo más preciso… algunos vecinos de Adurza han puesto el grito en el cielo, y nunca mejor dicho, porque quieren abrir una mezquita. A mi personalmetne me da igual, pero me extraña que no haya lña misma resistencia cuando se quiere abrir una sinagoga o una iglesia sea de la confesión que sea.

Si lo que molesta es la religión, si lo que se impone es el laicismo, no veo a que tanta diferencia en el trato.

Claro que, después de leer la entrevista que publica hoy el diario de noticias al representante de la asociación de vecinos Adurtzakoak, empiezo a entenderlo todo.

Me alegro en primer lugar de no tener que verme representado por semejante personaje. Pero es que realmente la entrevista no tiene desperdicio. Es de hecho uno de los textos donde de forma más clara y condensada puede explicarse que son los estereotipos, los prejuicios, el racismo y la xenofobia, por no hablar del etnocentrismo y de la confusión polí­tica. Bueno, y hasta un toque de humor tiene el asunto. Porque estamos hablando de musulmanes, y para ilustrar la intranquilidad y desasosiego que la mezquita puede llevar al barrio el representante vecinal no duda en relatar el robo de ropa de un tendedero del número 36 de la calle Heraclio Fournier a cargo de… ¡¡unos gitanos!! ¿pero no estábamos hablando de moros?

En fin, que si hubiese un mí­nimo de cordura en este barrio, este individuo no deberí­a representarse a más que a si mismo, y a ser posible en la intimidad, para que no nos enteremos el resto. Y respecto a lo de la mezquita, pues lo dicho, dificilmente vamos a convencer a esta gente de las bondades de la sociedad laica y democrática y hasta relativista como dicen ahora, enfrentando religión con religión, con falsas apelaciones a la democracia y con posturas tan dogmáticas como infundadas.

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