La paradoja de lo real

Ayer fui como un dí­a más a sacar mi billete de tren para volver a casa. Esta vez el tren llegó puntual y no hubo nada que objetar al servicio de Renfe y Adif. Al cesar lo que es del cesar. Pero lo que me hizo reflexionar fue un comentario de la mujer que me vendió el billete. Me dijo que tení­a ganas de jubilarse aunque era joven, por que no tení­a ilusión por ir al trabajo. “Ni tú ni nadie”, me dije yo.

Pero luego lo pensé más friamente y apareció ante mis ojos una enorme paradoja de lo rela, una paradoja del capitalismo, del postcapitalismo, del neo capitalismo o de como quiera que se llame este sistema real en el que vivimos.

Y es que resulta que en este universo de la oportunidad y la iniciativa en el que vivimos, todos quieren ser funcionarios, y luego todos se quejan de no tener ilusión. Y es que lo queremos todo, la seguridad de un puesto tan vitalicio como anodino, y la ilusión de lo inesperado, de la posibilidad de cambio, de promoción de iniciativa, de creación. Todo eso lo dejamos para la loterí­a, y así­ nos va.

Hace años se hablaba de socialismo real para definir los sistemas socio económicos de la órbita soviética. El socialismo real se caracterizaba a ojos de los analistas occidentales, por poner en pie una economí­a irreal, porque irreal es todo lo que no se rige por las leyes del mercado. Pero por encima de eso se acusaba al sisitema de apagar la ilusión, de enterrar la capacidad de iniciativa del indiví­duo.

Y llegados al final, uno no puede dejar de preguntarse, ¿y es que el capitalismo real, ese en el que vivimos, no produce en términos estadí­sticos un resultado parecido? Yo creo que sí­. Y creo también que además de esto deja sin resolver problemas que el socialismo real resolví­a con mayor o menor acierto. Cosas como la vivienda, la educación, la sanidad, y algunas otras más. Mataba la ilusión. ¿Pero qué es la ilusión? ¿Es bueno ser un iluso que sueña con la fortuna de Bill Gates mientras no encuentra un piso de alquiler que pueda pagar? Y en todo caso, ¿no serí­a posible que la ilusión no tuviese que ver con el mercado?

Igual es que soy un iluso, pero no deja de preocuparme que tanta gente quiera vivir las bondades de la sociedad capitalista con la seguridad de la economí­a de estado y encima ser feliz en su trabajo. Esos si que son ilusos.

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