Las ciudades visibles (6)

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 22 de Julio de 2007 

Hoy visitaremos la ciudad de los vací­os.

La ciudad de los vací­os ha crecido rodeando a la vieja ciudad. A la ciudad prieta, a la ciudad compacta. En la ciudad de los vací­os los edificios aparecen como peleados, como enfadados entre ellos y por ello distantes, solitarios.

El viajero apenas alacanza a ver los escaparates de la acera contraria, por eso a veces echa de menos esos catalejos que solí­an poblar los paseos marí­timos y los miradores naturales.

La ciudad de los vací­os se hizo pensando en los hombres, pero son los meteoros los que realmente la rigen. Por sus calles, que más que avenidas son descampados, circulan a su antojo vientos y lluvias y nieves. El sol impone cuando sale su energí­a, y el viajero busca desesperado una sombra en la que resguardarse. La niebla cuando se agarra a medianas y avenidas oculta al viajero los edificios de enfrente, y convierte la ciudad en un monólogo de edificios sin reflejo.

La ciudad de los vací­os no solo tiene espacio entre las casas. Parcelas enteras lo están también, esperando miles de niños que no existen, centros comerciales que nadie visita, áraeas deportivas a las que nadie acude, y muchos otros puntos donde levantar servicios y equipamientos.

Cuando el viajero abandona desolado la asolada ciudad de los vací­os se sumerge en las calles prietas de la vieja ciudad, o se arroja a los vací­os de la no ciudad y piensa, que el dí­a de mañana, la ciudad de los vací­os podrí­a llenarse de ciudad y no gastar más tierra de la no ciudad.

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