Unas veces se gana…

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 14 de mayo de 2007 

… y otras se pierde. Esto ocurre en todas las esferas de la vida, y, lógicamente, también en el deporte.

Conviven en ílava dos aficiones, la futbolera y la baloncestista.

La afición futbolera alavesa es, por obligación, de esas aficiones acostumbradas a vivir con el corazón partido. Uno de los trozos es para el glorioso, y otro, por imperativos deortivos, para algún equipo de primera. Hay quien a fuerza de acostumbrarse ha dejado tan pequeño el trozito del glorioso que ya casi ni lo encuentra, pero eso es harina de otro cantar. En cualquier caso, la afición futbolera alavesa está, por desgracia, acostumbrada más a perder que a ganar. Si encima perdemos dando el espectáculo que estamos dando, no es de extrañar que mendizorroza se vaya acostumbrando a aforos de segunda b.

La otra afición, la baloncestista, está sin embargo acostumbrada a ganar, y en una cosa si que son alavesas las dos. Aquí­ se pasa del blanco al negro a la velocidad de la luz. Aquí­ en cuanto uno da un tropezón se acabó el mundo, hasta que da un paso alante y entonces el mundo es nuestro. Y el caso es que existe toda una gama de color entre el blanco y el negro, sin que siquiera haga falta recurrir al gris.

El Baskonia ha perdido dos partidos, y ya empiezan los agoreros con pluma y micro a hablar de desgracias, de catástrofes, de crisis. Pero digo yo, que perder dos partidos en la cumbre del baloncesto europeo, no deberí­a ser tan malo como algunos lo ven. Digo yo también, que un equipo que ha llegado al Olimpo ganando partidos y más partidos, creo que sólo ha sumado un par de derrotas en toda la euroliga, no merece que ahora parezca una cuadrilla de blusas, cosa por cierto muy vitoriana.

Se suele decir que la grandeza se demuestra no tanto en la victoria como en la derrota, y cuando la derrota es tan cerca del cielo, lo cierto es que, un año más, es para sentirse orgullosos del equipo que tantas alegrí­as nos ha dado, y que, con toda seguridad, tantas alegrí­as nos dará.

 

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