A cuenta de la manifestación del pasado sábado en Pamplona, hay una auténtica vorágine de declaraciones que hablan todas ellas del derecho de los navarros a decidir su futuro.
Reclaman este derecho los representantes de la más rancia derechona navarra, de la derechona patria, de la izquierda moderada y española, de los nacionalistas y de los que no lo son. Todos coinciden en afirmar de forma solemne que Navara será lo que los navarros quieran. Y claro, a uno le resulta curioso que en este punto haya acuerdo y que sea unánime. Curioso más que nada porque justo al lado llevamos años pidiendo exactamente eso, ni más ni menos, y las consecuencias están a la vista.
Así pues uno se pone a buscar diferencias y eureka, resulta que hay una diferencia sencilla pero evidente. Quienes defienden ahora el derecho a que el futuro de Navarra lo decidan los navarros, mientras que el del resto de los vascos lo tienen que decidir los españoles todos, piensan que el futuro que quieren los navarros coincide con sus deseos, no así el de los vascos. De manera que nos encontramos con que el derecho de autodeterminación, que eso es en definitiva tener la capacidad de decisión sobre el presente y el futuro de un pueblo, es un derecho condicional. Si quieres lo que quieren ellos existe, es exigible y debe ser respetado. Pero si en un rasgo de locura te decides a querer lo contrario de lo que ellos quieren, entonces no hay derecho que valga.
Y uno pensando que esto de los derechos era algo más serio…
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