Un millón para el mejor

La Agencia de Renovación Urbana, sociedad anónima a través de la cual el ayuntamiento gasteiztarra gestiona, entre otras cosas, las politicas de vivienda e infraestructuras para el casco viejo, aprobó ayer un presupuesto de más de siete millones de euros para distiintas actuaciones en la zona medieval. Entre ellas figura una partida de 1 millón de euros para la instalación de los tan cacareados ascensores.

Las rampas empiezan a funcionar, siempre y cuando los que nunca se confunden no disfruten el fin de semana encargándose de demostrar que no son tan antivandálicas como parecí­an, o que ellos son más vándalos de lo que era razonable prever. Pronto se pondrán en marcha las del lado oeste, y ya se anuncia el estudio para instalarlas en otro cantón. Al final nos vamos a acostumbrar a no andar.

Un millón de euros para instalar un ascensor, o dos o tres, es toda una cifra. En su dí­a me planteaba mis dudas sobre la naturaleza realmente social de este tipo de gastos, moscas a cañonazos decí­a entonces.

Lo que me alegra de la reseña del consejo que leo hoy en Diario de Noticias, es la puerta abierta que deja su actual presidenta a estudiar opciones para su instalación que no pasen por la adquisición de locales. En su dí­a tuve ocasión de conocer diversas alternativas, y por diversas razones, la más razonable desde muchos puntos de vista es la que coloca los tres ascensores en zonas abiertas.

El plan consistirí­a en ubicar un primer ascensor que subirí­a desde la Virgen Blanca hasta la explanada de San Miguel. Un segundo ascensor ubicado en el callejón que comunica esta explanada con la plaza del machete salvarí­a este segundo desnivel, y un tercero, situado junto a las escaleras que ascienden a Villa Suso salvarí­a el tercero.

Ventajas. Al ser exteriores pueden estar en funcionamiento las 24 horas del dí­a (las soluciones basadas en ascensores dentro de inmuebles obligarí­an, por motivos de seguridad y demás a establecer horarios para su uso). Por otra parte esta disposición evitarí­a el gasto innecesario de tener que adquirir dos inmuebles completos. Finalmente, el instalar tres ascensores en vez de dos, supone una mejor accesibilidad, en tanto que permite el acceso a los tres niveles en los que se articula el desnivel entre la cima de la colina y el ensanche. Por otra parte, y aún siendo cuestión de gustos, la instalación de las rampas es un buen ejemplo de como pueden llegar a ser simbióticas claves estéticas netamente diferenciadas.

En fin, que lo dicho, si finalmente vamos a matar moscas o pulgas, que posiblemente esté mejor dicho, a cañonazos, por lo menos serí­a bueno que intentásemos tener cuidado con el calibre y con las coordenadas del objetivo.

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