El precio de escribir

Los dos artí­culos de De Juana suman, eliminados tí­tulos y espacios, 12.718 caracteres. Doce años, siete meses y un dí­a suman 110.184 horas. Cada letra, si, cada una de ellas y todas juntas, le han costado a De Juana ocho horas y cuarenta minutos, prácticamente una jornada laboral completa, más el tiempo de ir y volver a casa. Claro, que estos cuarenta minutos sobran porque De Juana no va y vuelve a casa, simplemente está en prisión.

Que escribir una letra pueda costar ocho horas y cuarenta minutos de carcel me parece preocupante. í“jala algunos lo pensasen también antes de escribir, pero me temo que esos seguirán escribiendo.

Si valorásemos esos artí­culos, en base a las horas que han costado a su autor, posiblemente estarí­amos ante las columnas mejor pagadas del reciente periodismo en este estado. Poniendo un precio medio de 30€ hora estarí­amos hablando de artí­culos valorados en más de tres millones de Euros, una cifra…

Pero bromas aparte, y sin mostrar la más mí­nima simpatí­a por las actuaciones que dieron con los huesos de este indiví­duo en la carcel, la cosa es más seria de lo que parece, y no voy a hablar del proceso, para eso ya están los tertulianos.

A mi me preocupan varias cosas. Una, que viva en un estado cuya legislación permite un atropello semejante contra la libertad de opinión. Uno más deberí­a decir, porque se han visto muchos últimamente.

Dos, que la justicia adquiera tintes de comedia y sus procesos resulten más escenificación que juicio. ¿De qué sirvió a De Juana su mesurada intervención en el juicio oral?, ¿de qué su declaración negando ningún tipo de amenaza?, ¿de qué su manifestación de que lo único que querí­a hacer en el futuro era escribir? De nada. El juez habí­a dictado sentencia antes de abrir la vista. Las palabras, en este caso, fueron gratis total, no sirvieron para nada.

Tres, que asista a cómo tertulianos, polí­ticos y opinadores adquieren con una frecuencia cada vez mayor la técnica de ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Exigimos a Turquí­a, a China a Corea, a Cuba o a Irán lo que somos incapaces de cumplir nosotros, pero eso sí­, nuestro sistema de derechos, de garantí­as, funciona perfectamente, el suyo no.

Cuarto. Yo no entiendo mucho de procesos ni de historias, lo que tengo muy claro, y vive dios (sabe quien) que no me gusta nada en absoluto, es que desde el momento en que se haga firme esta segunda condena, De Juana Chaos abandonará su condición de terrorista preso, condición que en aplicación de la legislación bajo la que fue juzgado debiera haber abandonado ya, y adquirirá la de encarcelado por un delito de opinión, en otras palabras, la de preso polí­tico. En otras ocasiones, puede haber diferencias en los puntos de vista al respecto, en esta no.

Por cierto, el que quiera leer los artí­culos originales y formar su propio juicio, los puede encontrar aquí­.

1 comentario

  • […] Hace tiempo, allá por noviembre escribí­ unas lí­neas sobre la condena a De Juana por sus artí­culos. La reciente decisión de la Audiencia Nacional sobre su condena, ha puesto de actualidad el asunto, así­ que decidi retomar aquel post y reducirlo para darle formato y extensión de carta al director. De cuatro intentos tuve suerte en tres. La carta salió publicada en El correo español, en Deia y en gara. No así­ en el paí­s. Este es el texto publicado: Los dos artí­culos de Iñaki de Juana suman, sin tí­tulos ni espacios, 12.718 caracteres. Doce años, siete meses y un dí­a suman 110.184 horas. Cada letra le ha costado ocho horas y cuarenta minutos de cárcel, una jornada laboral completa. Una cosa preocupante por varias razones. Una, que la legislación de este Estado permita tal atropello contra la libertad de opinión. Uno más deberí­a decir, porque se han visto muchos últimamente. Dos, que la justicia adquiera tintes de comedia bufa. ¿De qué le sirvió a De Juana negar amenazas o afirmar que lo único que querí­a hacer en el futuro era escribir? De nada. El juez habí­a dictado sentencia antes de abrir la vista. Tres, que sean muchos los que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Exigimos a Turquí­a, China, Corea, Cuba o Irán lo que somos incapaces de cumplir nosotros en materia de libertad de prensa y opinión. Cuatro, que al margen de procesos e historias, lo cierto es que De Juana ha dejado de ser un ‘terrorista preso’, de hecho deberí­a estar en la calle, y será a partir de ahora un preso encarcelado por un delito de opinión, o sea, un preso polí­tico. En otras ocasiones puede haber diferencias respecto a esto. En ésta no. […]

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