Carnet por puntos

Desde que se puso en marcha el tan popular sistema de puntos para el carnet de conducir, vení­a yo intuyendo, en mi vertiente humorista, y hasta incluso he comentado alguna vez en ese mismo contexto, que aquello podrí­a tener extensión a otros aspectos de la vida.

Lo bueno que tiene la vida, al menos una de las cosas, es que la realidad siempre se encarga de superar a la ficción, y que siempre hay algún ilustre dispuesto a plantear en serio la más absurda ocurrencia de un humorista.

Decí­a yo que a la vista de como se comporta en sociedad alguna gente, habrí­a que poner en marcha el carnet de identidad por puntos. Cuando, por su mala conducta, por su perversa utilización de la inteligencia, o simplemente por su caracter compulsivo de “tocapelotas” se queda sin puntos, pues ala, a volver a la escuela y hacerse de nuevo persona, y a ver si a la segunda hay más suerte.

El caso es que alguno ya ha empezado a trabajar en esa lí­nea, es Mas, propone el cartel por puntos para los inmigrantes. Cuanto más catalán saben, más puntos tienen, cuántos más puntos tienen, a mas servicios acceden. No he tenido tiempo de leer en más detalle la propuesta en toda su concrección. Por eso no puedo responderme a preguntas como ¿quién adjudica los puntos?, ¿quién tiene ese sentido propietario de los servicios públicos que le permite asignarlos en función de esos puntos?, ¿son los puntos para siempre o hay que pasar examen cada cierto tiempo?, ¿hay actitudes sancionables que conlleven retirada de puntos?, y muchas otras cosas más. 

No he podido seguir tan siquiera oyendo la crónica radiofónica. Me lo impedí­an las lágrimas de risa, aunque bien pensado, no sé si las lágrimas eran de risa.

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