Educados para pensar, libres para decidir.

Publicado en la revista de Gazte Abertzaleak, organización juvenil vinculada a Eusko Alkartasuna bajo el pseudónimo “porrusalda”

Recientemente se han publicado ciertos datos que generan eso que ahora se llama “alarma social”. Se refieren al consumo entre los jóvenes, o sea vosotros, de ciertas sustancias, ya me entendeis.   Cuando se produce una noticia de este tipo, inmediatamente se agitan los hervideros herzianos y las tintas de la prensa se llenan de… prejuicios.   

Que nadie piense que lo que sigue es una apologí­a de ningún consumo irresponsable. Es tan solo la defensa de algo indispensable, la autonomí­a personal, la capacidad de decidir libremente el destino de la propia vida y sobre todo de la importancia de tener una educación que nos acerque al mundo que vivimos sin prejuicios, sin estereotipos y sin falsedades.   El debate sobre las drogas, es un debate tan complicado como viciado en su origen. Y lo es porque en realidad se trata del debate sobre sólo algunas drogas. Debate que además suele verse acompañado de ese tipo de actitudes que, tirando del refranero, cumplen aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en propio.   

Yo creo que en este tema, como en muchos otros, debe distinguirse claramente entre lo que es adicción y lo que es un consumo libre y responsable basado en la decisión personal y en el conocimiento de lo que se consume.   La frontera entre la adicción y el consumo responsable está clara. Un consumo responsable significa simple y llanamente una decisión personal de servirse de algo para satisfacer las propias necesidades en un momento dado. Una adicción supone un cambio cualitativo importante. No se consume para disfrutar, se consume para no sufrir, para no sentirse mal.   

Y todo esto es aplicable a muchos aspectos de la vida, no sólo a lo que algunos llaman drogas. Esto es aplicable al kalimotxo, a la cerveza, al vino, a los porros, a las pastillas, a la coca , a las anfetaminas, etc. etc. Pero también a la telebasura, a internet, al futbol, a la lectura y, si me apurais casi hasta a la polí­tica.   La paradoja es aún más evidente cuando una de las sustancias más adictivas que hay en el mercado, en el legal y en el negro, una de las más nocivas, una de las más complicadas de abandonar, es una sustancia legal, que genera además pingues beneficios para la administración. El tabaco. Y no vamos por la calle llamando drogadictos a los que tienen un cigarro entre las manos.   

El alcohol es también legal. Prácticamente todos lo consumimos en mayor o menor medida, y sin embargo, generalmente asumimos que no todos somos alcohólicos, lo son básicamente los que abusan de su consumo hasta el punto de necesitarlo.   Pero cuando hablamos de otras sustancias, consciente o inconscientemente, dejamos de hacer esa diferencia. Va uno se mete una ralla de coca y automáticamente es un drogadicto. Y eso te lo puede decir una gente que habitualmente toma un par de vinos, eso sí­, de forma responsable.   

Quiero decir con todo esto que lo que realmente importa es que vosotros cómo jóvenes, que nuestros hijos e hijas, sepais decidir en cada momento, y que lo podais hacer en base a informaciones ciertas y a experiencias propias. Que sepais distinguir entre el uso y el abuso, que sepais detectar cuando algo deja de ser un placer para ser una esclavitud, y eso, como os decí­a, en todos los órdenes de la vida. Es algo tan simple como conseguir que la libertad os haga libres.  

 

1 comentario

  • juniro dice:

    Y los medios de comunicación me pregunto a quien representan… el monstruo creado no creo que represente a ningí­n español que esté en su sano juicio… vivimos tiempos extraños, manda el dinero sin criterio de ningun tipo, ahora es normal decir tacos en televisión, porque queda mas realista pensarán…

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