El cauce y las orillas

Cada vez que Ibarretxe en campaña usaba el sí­mil del cauce y las dos orillas, habí­a quien se negaba a meterse en el rí­o e incluso tachaba de irreal la parábola. Tras los resultados del 17 de abril, fue unánime para los de siempre que la figura no tení­a sentido.

Pero mira por dónde va y comienza la legislatura y uno no puede menos que recordar a Heráclito y a su parábola del rí­o. El agua fluye, los bañistas cambian, pero el cauce permanece, y con él las orillas.
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